De todos es conocida la polémica suscitada con motivo de la reciente concesión de un Micrófono de Oro a Federico, con la aprobación de la mayoría de los miembros del jurado, pero no de Luis, el cual ha dicho que, si Federico viene a Ponferrada a recoger el premio, él no estará presente en ese momento. Jiménez le ataca con esa sorna mordaz que le caracteriza, pero del Olmo no se queda corto en la réplica. Si es cierto eso de que el odio es un amor al revés, parece evidente que se quieren mucho. Alguien ha dicho que ese enfrentamiento es reflejo de la crispación que estos tres últimos años ha tomado posesión de nuestra sociedad, especialmente en el campo de la política.
Federico es muy inteligente, aunque a veces se pasa un pelín. Dice muchas verdades, pero a veces se aleja de aquello que propugnaba San Pablo: «La verdad en la caridad». Tiene razón en muchos casos, aunque no en todos. Es injusta, por ejemplo, la campaña que ha hecho contra el diario ABC, que sigue siendo un buen periódico. En todo caso, Federico arrasa, tiene muchos seguidores y hasta sus enemigos se dignan escucharlo. Por algo le han dado el premio. Guste o disguste, parece que la España actual necesita un Federico. Si le escucha tanta gente, por algo será; y si faltara le echaríamos de menos. Es cuestión de separar el grano de la paja.
A Luis del Olmo, además de escucharlo, lo veo todos los días cuando saco el coche del aparcamiento, en su estatua de bronce, situada en la plaza de su nombre. Además de sus cualidades radiofónicas, ha sido siempre el mejor embajador de Ponferrada y del Bierzo. El museo de la radio, el hecho mismo de que la celebración de la semana de la radio y la entrega de los Micrófonos de Oro tengan lugar en Ponferrada, su lucha por la declaración de las Médulas como patrimonio de la humanidad, las constantes alusiones a su pueblo... son gestos que le honran. No me parecen bien en cambio sus alusiones despectivas a los obispos, como si ellos fueran Federico. Luis estuvo en la COPE y creo que no lo trataron tan mal... Las cosas no son tan simples como para responsabilizarlos de todo lo que ocurra en esta emisora, que tiene muchas cosas buenas y hoy día resulta imprescindible. Tampoco Luis pudo evitar que le dieran el premio a su rival. Si viene Federico y Luis no se va, animo al público a que diga: «Que se besen».