Silla baja JOSÉ ÁLVAREZ DE PAZ
La economía ha desplazado del primer puesto en las preocupaciones de los españoles, creo que del resto del mundo también, a otros viejos problemas como el terrorismo o la inseguridad ciudadana. Pero no hay acuerdo a la hora de señalar al culpable o culpables. Dice Esperanza Aguirre que el culpable del paro es Zapatero, sin poder explicar porqué en la comunidad que ella gobierna, el paro ha evolucionado peor que en cualquier otra autonomía, excepto en Valencia, durante la crisis.
Aquí tenemos una Dirección General de Estadística que año tras año viene anunciando que nuestra actividad económica crece más que la media nacional, diagnóstico erróneo que desmienten de forma sistemática los datos del INE. Es sabido que la realidad económica sólo se conoce cuando se puede contabilizar, que no se vive de augurios, que sin un buen diagnóstico no hay curación posible. Pero la Junta de Castilla y León, lejos de desanimarse, apoyándose siempre en las previsiones de Hispalinx y haciendo caso omiso de las más cuidadosas de la Fundación de Cajas de Ahorros, anuncia ahora que Castilla y León liderará la recuperación económica de España, siendo la comunidad que más crecerá en 2010 y 2011. Tome nota el lector: este año creceremos más que nadie en este oeste periférico. Ojalá fuera cierto pero la verdad es que los datos de la contabilidad regional de las 17 regiones, demuestran que nuestra comunidad es la tercera por la cola en crecimiento.
Teniendo en cuenta que el primer paso para transformar la realidad es conocerla, es preciso que nuestra comunidad tenga, como ya lo tienen las demás, un instituto de estadística autónomo, sometido al control parlamentario y con plena capacidad de obrar. Porque hablar de esto es tanto como poder diagnosticar los desequilibrios internos, la emigración, el despoblamiento, el desempleo, la evolución del PIB a precios de mercado. A lo largo de ese lustro, sólo 3,8 de cada 100 puestos de trabajo creados en España corresponden a Castilla y León, con un saldo migratorio interior de menos 20.626 personas. Si fuéramos capaces de juntar a todos los bercianos emigrados en ese tiempo, se comprobaría que no caben en las gradas de El Toralín