ANCARES (I): VALCARCE-BALBOA-LA SOMOZA
Las pallozas son tipicas de los ancares.
SITUACIÓN: Ancares, en sentido estricto, serían las tierras ligadas al municipio de Candín. Sin embargo, como unidad morfológica, llegan más allá. De todas formas, mantener que Baralla o Corullón pertenezcan a Ancares no encuentra razón de ser. En este capítulo se va a tratar de dar unas breves referencias básicas sobre tres zonas ancaresas que se corresponden con tres municipios bercianos: A Veiga de Valcarce, Balboa y Villafranca. A VEIGA: Se encuentra esta población a 631 metros de altitud. Es la principal entrada a Galicia procediendo de Castilla. Engloba a 23 núcleos de población. Actualmente, constituye el inicio de una de las etapas más duras del Camino de Santiago francés: Ruitelán (donde se halla la Iglesia de San Juan Bautista), Herrerías, A Faba, San Tirso, Lagúa de Castilla y O Cebreiro. En Ambasmestas, se produce la confluencia de los ríos Balboa y Valcarce. Su conformación tiene que ver mucho con el hecho de ser enclave jacobeo. Desde aquí, el Camino se conoce también como Camino del Perdón. El idioma gallego es de gran tradición, hablándose desde la Edad Media. BALBOA: Ayuntamiento que incluye a 17 núcleos poblacionales en las estribaciones de la Serra de Ancares. Son lugares de un extraordinario valor paisajístico. Su altitud es de 685 metros. Como entornos a visitar se pueden mencionar Canteixeira, Castañoso o Fuente de la Oliva. Toma su denominación del río homónimo (Balboa). LA SOMOZA: La antigua Merindad de la Somoza (cuyo núcleo principal era Paradaseca) se extendía por las poblaciones de Burbia, Ribón, Barrio de San Cosme, Vilardaceiro, Teixeira, Porcarizas, Veigueliña, Pobladura de Somoza y Paradiña.Las nevadas dejaban incomunicados a estos pueblos algunos meses,por lo que acopiaban viveres para todo ese tiempo.
La vegetacion es espectacular ,las vistas parecen sacadas de un cuento de hadas.
El Rio Burbia famoso por suapreciada fauna piscicola,sus truchas son unicas.
La pizarra esta presente en las casas tipicas
Las tropas musulmanas, en su avance hacia Galicia, en tierras de Valcarce, sufrieron severas derrotas. Asimismo, durante la campaña de contención de los vikingos, fue arrasado todo el Valle del Valcarce. Y estos pagos pudieron ser asolados, como le acaeció a O Cebreiro, en la Guerra de la Independencia.
En buena parte de la Edad Media el Señorío del Valcárcel era territorio del Arzobispado de Compostela para, posteriormente, pasar a integrarse en la Diócesis de León. Un hecho relevante fue el establecimiento de un gravamen (portazgo) al que estaban sujetos todos los comerciantes, no peregrinos. Quizá el lugar exacto del pago estuviera en La Portela. Mas, ante los abusos cometidos, Alfonso VI (en 1702) lo suprimió, de lo que queda constancia documental. Sobre dos de las cuatro montañas vigías de A Veiga se construyeron dos castillos: el de Sarracín y el de Santa María de Autares. La defensa de la libertad ha sido una constante de Vega de Valcarce: así se dice que los Valcarce de se libraban de sus atacantes con las cinco estacas propias de su escudo heráldico.
En Balboa tuvo lugar una encarnizada batalla entre los “irmandiños” y los seguidores del Conde de Lemos. Después de la revuelta irmandiña el Castillo pasó a manos de los Rodríguez de Valcarce- cuya casa blasonada todavía está en pie- y, finalmente, a los Marqueses de Villafranca.
PARADASECA-RIBÓN:
Dª Urraca, hija de Alfonso VI, huyendo de los partidarios de Alfonso I de Aragón, se refugió por estos lares. Dio a luz en un hórreo, hoy restaurado, y continuó de camino a Santiago para acogerse a la protección de Gelmírez. En señal de gratitud, se concedió a todos los habitantes de la merindad carta de nobleza.
A finales del Siglo XXVIII, en Ribón se creó la Real Fábrica de Hierro Tirado, por orden de Fernando VII, cuyos restos se conservan.
ARTE Y PATRIMONIO:
Vega de Valcarce siempre ha sido de gran devoción a Santa María Magdalena, patrona del Camino, cuya imagen se puede ver en la Iglesia parroquial que tenía adosada una sacristía de estilo románico, hoy derruida.
El Castillo de Sarracín, único que perdura, fue construido en el S. XIV sobre una fortificación del X. Su denominación recuerda al Conde de Sarracín, hijo del Conde Gatón, aunque su propiedad era de los Marqueses de Villafranca. Desde ha bastantes años, se insistía en su rehabilitación con cargo al 1% Cultural pero, según lo visto, sin éxito. Añadir que este Castillo tuvo una época Templaria y fue asediado por los irmandiños. En Herrerías se construyó un Hospital llamado de “los Ingleses” con motivo de la Guerra de la Independencia.
Balboa también dispone de un Castillo: éste, prácticamente, sólo mantiene un torreón derruido. En su Ermita de Santa Marina, declarada de Interés Turístico, se observan unos altorrelieves barrocos. La Iglesia, con cabecera románica, tiene un añadido de torre y nave del S. XVI, así como un retablo manierista del S. XVII con imágenes y relieves.. El resto del conjunto es del S. XIV.
Dentro del apartado arqueológico, se ha de destacar la impresionante explotación aurífera de A Leitosa (Veigueliña – Paradaseca) que utilizaba el agua del Burbia según el sistema romano “ruina montium”, cuyos vestigios permanecen. En Teixeira, se ubican hórreos cubiertos de paja y “a cuatro aguas”. En Canteixeira se ha habilitado una “palloza-restaurante”. En Vilariños hay un conjunto de hórreos magnífico.
Como otros exponentes religiosos que no se pueden olvidar están: la ermita de Fombasallá- en su honor se celebra una romería-, escoltada por tres enormes pradairos o arces y desde cuya campa se otea todo El Bierzo, la emita de la Virgen del Carmen (en Quintela) que guarda la talla de San Eustaquio: patrón de los cazadores. Asimismo, es inexcusable referirse a: Parajís y la ermita del Santo Ángel de la Guarda, que tiene en su interior una figura que representa al demonio y que ha inspirado un sinfín de leyendas esotéricas; Vilariños con su capilla de la Virgen de las Nieves, la cual se acerca al atrio en días de tormenta para protección.
Y, en cuanto a lugares étnicos y paleontológicos, enumerar simplemente el Castro prerromano de Balboa y los potros, alguno de los cuales aún subsiste y las “famosas” pallozas de Campo del Agua.
Y, cómo no, las Pallozas de Balboa, testigos del ritual celta que se representa la noche de San Juan (todos los 23 de junio).
El Castillo de Sarracín, único que perdura, fue construido en el S. XIV sobre una fortificación del X. Su denominación recuerda al Conde de Sarracín, hijo del Conde Gatón, aunque su propiedad era de los Marqueses de Villafranca. Desde ha bastantes años, se insistía en su rehabilitación con cargo al 1% Cultural pero, según lo visto, sin éxito. Añadir que este Castillo tuvo una época Templaria y fue asediado por los irmandiños. En Herrerías se construyó un Hospital llamado de “los Ingleses” con motivo de la Guerra de la Independencia.
Balboa también dispone de un Castillo: éste, prácticamente, sólo mantiene un torreón derruido. En su Ermita de Santa Marina, declarada de Interés Turístico, se observan unos altorrelieves barrocos. La Iglesia, con cabecera románica, tiene un añadido de torre y nave del S. XVI, así como un retablo manierista del S. XVII con imágenes y relieves.. El resto del conjunto es del S. XIV.
Dentro del apartado arqueológico, se ha de destacar la impresionante explotación aurífera de A Leitosa (Veigueliña – Paradaseca) que utilizaba el agua del Burbia según el sistema romano “ruina montium”, cuyos vestigios permanecen. En Teixeira, se ubican hórreos cubiertos de paja y “a cuatro aguas”. En Canteixeira se ha habilitado una “palloza-restaurante”. En Vilariños hay un conjunto de hórreos magnífico.
Como otros exponentes religiosos que no se pueden olvidar están: la ermita de Fombasallá- en su honor se celebra una romería-, escoltada por tres enormes pradairos o arces y desde cuya campa se otea todo El Bierzo, la emita de la Virgen del Carmen (en Quintela) que guarda la talla de San Eustaquio: patrón de los cazadores. Asimismo, es inexcusable referirse a: Parajís y la ermita del Santo Ángel de la Guarda, que tiene en su interior una figura que representa al demonio y que ha inspirado un sinfín de leyendas esotéricas; Vilariños con su capilla de la Virgen de las Nieves, la cual se acerca al atrio en días de tormenta para protección.
Y, en cuanto a lugares étnicos y paleontológicos, enumerar simplemente el Castro prerromano de Balboa y los potros, alguno de los cuales aún subsiste y las “famosas” pallozas de Campo del Agua.
Y, cómo no, las Pallozas de Balboa, testigos del ritual celta que se representa la noche de San Juan (todos los 23 de junio).
FLORA:
Por doquier, bosques de acebos, brezos, aulagas linarias, tojo espinoso, arándano negro, tejo (árbol mítico de celtas y astures), encinas carrascas, robles. En zonas de valle y resguardadas: chopos, alisos, sauces y abedules, avellanos, urces, pinos, nogales,...
En los espacios de pasto, brañas con vegetación frondosa reflejada en aguas cristalinas en las riberas de los cauces de agua. Otras especies a mencionar: capudres, escobas, piornos, árboles frutales, castaños,...Como curiosidad botánica, los Tejos de Lamagrande y Castañoso.
Ya, como singularidades vegetales, hay que aludir a los bosques húmedos de las cabeceras de los valles (viejos y primitivos): “morteiras”; los pastos de altura; los Tejos de Villar de Acero, Teixeira y Porcarizas, símbolos ancestrales de sabiduría, eternidad y deidades protectoras; los bosques típicos de ribera: humeiros, álamos, fresnos y salgueiras; alguna excepción de bosque mediterráneo (Puente del Rey): encinas, sufreiros (alcornoques) y madroños.
Y, por último, auténticos monumentos arbóreos de castaño: el Mirandelo de Pobladura de Somoza, el verrugoso de Porcarizas y el Campano de Villar de Acero- que pasa por ser el de mayor grosor de la Península.
FAUNA:
Ciervos, ginetas, lobos, gatos monteses y algún oso.
En los ríos trucheros acuden bastantes pescadores.
Balboa cuenta con una reserva nacional de caza con distintos especimenes (nutrias, cabras monteses) y con especies propiamente cantábricas, como el pito negro, el jabalí, el rebeco, águila real, águila culebrera, búho real, perdiz pardilla, lagarto verdinegro o lagartija colilarga.
GASTRONOMÍA:
Productos mayoritariamente bercianos y alguno de la cercana Galicia:
Caldo de berzas, lacón, chorizos escaldados con cachelos, botillo, empanada casera, cachelos con repollo, castañas con leche, pulpo “á feira”,...
También elaboraciones artesanales propias con miel, dulces, orujo, castañas, quesos,...
LEYENDAS Y COSTUMBRES:
Como toda Comarca cerrada, mal dotada de comunicaciones y aislada bastantes años a causa de las inclemencias meteorológicas, el terreno está abonado para el surgimiento de muchos cuentos y leyendas mágico-simbólicas, que relatan sus moradores ya mayores. Por lo cual, estos relatos se relacionan habitualmente con elementos cotidianos y naturales. Sólo se van a resumir algunos, a título orientativo:
EL CARBALLO DE PARAXÍS:
La tradición oral nos transmite un hecho relevante: a su cobijo, el Conde Gatón realizó un juramento desenvainando la “charrasca” (en alusión a algún arma). El contenido de lo jurado es todavía una incógnita.
O SANTO GRIAL:
En un día brumoso de invierno, un Peregrino alemán se perdió en el monte en la subida a O Cebreiro. Pero hete aquí que un pastor, con silbidos y cantares, lo fue encaminando hasta la aldea a la presencia del Santo Grial, en la Ermita de Santa María del Cebrero.
LOS TRATOS:
En las “feiras” de Vega- a las que acudían también gentes de Barjas, Balboa y Trabadelo y “feirantes” de ganado- se producía un regateo, en el cual a veces intervenían “amigables componedores” para acercar posturas. Logrado el trato, era habitual que el comprador invitase para sellar la transacción a “la robla” (un xarro de vinho).
Las ferias de Vega eran instaladas en el “Campo da Feira”, actual parque. En sus proximidades se habilitaban unos “pendellos”: construcción simple que, al resguardo de la lluvia, distribuía sus puestos entre los comerciantes que ofrecían su género en “banastas”: cestas planas y grandes. Y, para acabar, nombrar una excepción en el uso de los “pendellos”: en Pedrafita, aquí, se celebraba hace ya unos cuantos años una feria peculiar, al par de la general: la “dos cochos”.
Articulo realizado por: MARCELINO B. TABOADA