Nombres y topónimos
Olegario Olayo Martínez (Majadahonda, Madrid) dice que le parece malsonante la expresión de "los castellanos y leoneses". A mí tampoco me gusta mucho para indicar los habitantes nacidos o residentes en Castilla y León. Para mi gusto tendría que haberse formado una gran Castilla que incluyera Cantabria y La Rioja, pero ya es tarde. Peor queda todavía lo de "los castellano-leoneses" con o sin guión.
Toda la vida yo me he considerado castellano de Zamora. Entiendo que haya otros zamoranos que se sientan leoneses. Pero parece un contradiós sentirse a la vez "castellano y leonés" o "castellano-leonés". La cosa ya no tiene enmienda desde el momento en que existe una región llamada Castilla y León. Tampoco tendría mucho sentido que la provincia de León constituyera una autonomía, pues en ese caso El Bierzo pretendería el mismo estatuto. ¿Y por qué no dar la autonomía a Cacabelos, que tiene personalidad propia dentro de El Bierzo? Claro que en ese caso Zamora podría reivindicar la independencia con salida al mar. O quizá su dependencia de Portugal. Después de todo, en Zamora se coronó el primer rey de Portugal.
Illya Juryakin me cuenta una historia onomástica de Cataluña. Era una pareja de inmigrantes que esperaban su primer hijo. Agradecidos a su nueva patria de acogida decidieron lo siguiente: "Si es niña, Montserrat; si es niño, Tibidabo". Don Illya se muestra irónico respecto de la obsesión traductora que hay actualmente en Cataluña, hasta el punto de que no será extraño que se diga "Josep Antoni Cosi de la Vorera del Ríu" (= José Antonio Primo de Rivera). Por favor, que nadie se lo tome en serio. Unas gotas de humor no hacen mal a nadie.
Julio Hernando Alonso (Guadalajara) se pregunta cómo es posible que en la madrileña estación de Atocha figure en el hastial el acrónimo MZOV. No me había percatado de esa reminiscencia, pero supongo que es un respeto de la RENFE hacia la antigua compañía de ferrocarriles. ¿No será MZA? (= Madrid-Zaragoza-Alicante). No estaría mal que los españoles respetáramos un poco más los símbolos de nuestros antepasados. Creo que en Laredo (Cantabria) hay una Plaza de la Constitución de 1812. (Si estoy equivocado, que Jesús Lainz me corrija). Me parece estupendo que se haya conservado esa reliquia urbana. En Madrid está la calle de Carretas, por donde llegaban las carretas a la Puerta del Sol, el kilómetro cero. No estaría bien que la calle se llamara ahora de los Autobuses. Bastante desgracia tenemos con el cambio de los letreros urbanos según sea el régimen o el gobierno de turno. Por si fuera poco, nuestros políticos de todos los partidos obligan a todos los españoles hispanohablantes a pronunciar Chirona el nombre de Gerona. Ya en su día, el habla popular acuñó lo de chirona (= cárcel) porque en Gerona había un penal famoso.
Anna Spitzmesser (Washington, D.C., USA) se queja de que en España digamos "La India" y "El Cairo", cuando todo el mundo dice "India" y "Cairo". Entiendo que no hay razón para renegar del artículo en muchos topónimos. Una pequeña muestra: La Mancha, La Argentina, La Coruña, La Vera, El Puerto de Santa María, Los Monegros, El Bierzo, La Rioja. Hay miles de casos más. También en inglés dicen The United States of America. En muchos de esos casos está implícito la palabra ciudad o comarca. También es verdad que la tendencia en España es hacia la eliminación de muchos artículos en los topónimos, pero no hay por qué entusiasmarse con esa moda.
León Zeldis me cuenta una historia que sucedió en Israel. Un inmigrante de Polonia, llamado Moisés Fisher, se encontró con que en hebreo su apellido se pronuncia Pisher (= orinador). El hombre llegó a cansarse de tantas bromas como le hacían, así que se dirigió al Registro para cambiar su nombre. Le preguntó el funcionario: "¿Qué nombre quiere usted ahora?". El hombre le contestó: "Jacobo Fisher". Bienvenidas sean las gotas de humor. Como los libertarios saben, el humor no es más que una agradable consecuencia de la polisemia.