XAN DAS VERDADES | Rajoy y Rubalcaba afrontaron, por fin, el escabroso asunto de la corrupción con el consabido “y tú más” y ambos vendiendo la burra al personal de la necesidad de tomar medidas para evitarlo, mientras pasaban de puntillas sobre el meollo de la cuestión, que es esclarecer toda la existente hasta el momento para limpiar a fondo de este país de ladrones y cómplices por muy importantes que sean.
La lucha contra la corrupción no debe ser una preocupación del futuro, si con ello se trata de dar largas y eludir la clamorosa exigencia de depurar lo ocurrido hasta ahora. Para los políticos que van a lo suyo es una cuestión molesta, y peligrosa, por lo que les encantaría dar carpetazo al cáncer con esa terapia blanda que es el del borrón y cuenta nueva. Una aspiración del lado oscuro la hacía titular esta semana el decano entresacando torcidamente lo que le interesa de unas declaraciones de Juan Vicente Herrera referidas a la corrupción: hay que pasar página.
¡Y un güevo Uli…! aquí de pasar página nada. Décadas de irregularidades generalizadas no pueden liquidarse yéndose de rositas tan ricamente: hay que pagarlo, guste o no guste. En defensa propia es legítimo pretender hacer creer que lo blanco es negro, lo que no es de recibo es intentar cegarnos para que no podamos dar testimonio de la podredumbre que nos ha hecho más pobres e indefensos. Claro que a Urdangarín le gustaría mucho más estar como consorte pavoneándose por los salones regios que empurado en un Juzgado de Palma, pero lo han trincado y su parentesco no le va a servir de mucho; así que a buen entendedor…
Nadie duda, porque es incuestionable, que Diego Torres y Luis Bárcenas son dos bombas atómicas que le han explotado a la Jefatura del Estado y al Gobierno de la Nación con el partido que lo ostenta. Fijo que, a estas horas, quienes les taparon y dieron cuerda están arrepentidos de no haberles cortado a tiempo porque las consecuencias de haberlo hecho antes serían mucho menos desastrosas de lo que van a ser. Si desde tan altas instancias no se logró desactivar a esos explosivos andantes, cabe suponer que las bombas atómicas de aquí tampoco van a ser controlables una vez que agoten la cuenta atrás que ya han comenzado.
El carbón es un sector moribundo condenado a enfrentarse con un presunto fraude masivo capaz de eclipsar a los Eres andaluces
Esas dos bombas atómicas con previsibles efectos caóticos para los estamentos oficiales de la Comunidad autónoma y varias administraciones provinciales y locales están perfectamente identificadas. La segunda es Victorino Alonso y su entramado societario, que se esfuerza en repetir el milagro de los panes y los peces con un mismo carbón, que no se multiplica pero que dicen haber comprado y pagado tanto Hunosa como Endesa. Una golfada increíble que puede precipitar al abismo definitivamente a un sector moribundo y condenado a enfrentarse, tarde o temprano, con un posible fraude masivo del Régimen Especial de la Minería capaz de eclipsar a los “Eres” de Andalucía.
La otra bomba es Ulibarri, destinatario de una atinada descripción en el sumario Gürtel que ahora se duele, en sede judicial, del deterioro de su imagen. En cambio nadie como él concita tanta unanimidad a la hora de señalar a un personaje representativo la corrupción institucionalizada en las tierras nobles tierras que van de Guadarrama a Pajares y desde El Cebrero a Pancorbo. En su trayectoria empresarial hay un cargamento de asuntos pendientes de clarificar, turbios como mínimo y celosamente controlados, que son capaces de volar la cabeza a señalados representantes del poder regional, y también de miembros de la muy leal oposición que se aplicaron en su tutela desmesurada. Y parece que toca limpiar.
¿Qué cuando van a estallar estas bombas? Muy pronto, antes de lo que esperan.
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Sábado 23 de Febrero de 2013 13:36 |
GERMÁN VALCÁRCEL | Cuanto más viejo me hago, más preguntas tengo y menos respuestas encuentro. ¿Por qué ha pasado lo que pasa en España? ¿Cómo es posible que en una pequeña ciudad como Ponferrada, donde todos nos conocemos, tengamos de alcalde a un delincuente según la definición de delincuente de la RAE: el que quebranta la ley?
¿Cómo podemos seguir soportando como máximo responsable municipal a un personaje que en la misma rueda de prensa amenaza con recortar empleo en los servicios municipales en un treinta por ciento y presenta un proyecto irrealizable económicamente y con serias dudas de legalidad, en el que lleva gastados más de medio millón de euros (noventa millones de las antiguas pesetas)? ¿Qué se esconde tras las licitaciones para dotar de equipamiento a una estación de esquí que no existe? ¿Hasta dónde va a llegar el vaciado de las arcas municipales? ¿Hasta dónde va a aumentar la deuda municipal? ¿Hasta cuándo vamos a seguir soportando las peinetas, la chulería y el matonismo político del señor López Riesco? ¿Qué hace falta para que la ciudadanía de Ponferrada despierte antes de que el colapso al que nos dirige López Riesco se lleve por delante, no ya nuestro presente y futuro, sino el de varias generaciones venideras? ¿Quién protege y por qué las alcaldadas de don Carlos? ¿Estará dispuesto el Príncipe de Asturias a poner su nombre al lado de alguien que acumula tal cantidad de sentencias judiciales en su contra en el ejercicio de su actuación política? A quien debería ofrecer la presidencia del Mundial de Ciclismo 2014 es a Iñaki Urdangarín, está más cercano a los métodos de nuestro alcalde en la gestión y organización de este tipo de eventos.
¿La respuesta que se me ocurre? La sociedad berciana, la ponferradina en particular, es una sociedad de avestruces, tan ciega que incluso a la luz del día camina entre tinieblas, una sociedad de pasivos espectadores. Pero en la vida, tener papel de espectador, tiene efectos secundarios, consecuencias tales como ver a nuestros hijos sucumbir ante la falta de oportunidades, a los jóvenes emigrar ante la falta de trabajo, a los ancianos quedarse sin servicios asistenciales, a los niños sin educación. Nada parece afectarnos, vivimos con una ceguera que permite a políticos de la catadura del alcalde de Ponferrada, lograr una posición de privilegio que utilizan para promover iniciativas, que solo a él y sus cómplices benefician, pero sus consecuencias recaen en el que entregó inconsciente su voto, su voluntad.
Sobran los políticos que nos han metido en esta crisis por su ambición y codicia desmedida
Vivimos momentos extremadamente delicados, tiempos en los que no necesitamos políticos que prefieren mandar al paro al treinta por ciento de los trabajadores que dan servicio a los ciudadanos, antes que renunciar a sus megalómanos proyectos; proyectos que pagan con nuestro dinero. Los servicios públicos, los trabajadores públicos son, no solo necesarios, sino imprescindibles en cualquier ciudad moderna y avanzada, para hacer que esta funcione correctamente y para garantizar que los derechos llegan por igual a todos los ciudadanos. Los servicios públicos, Sr. Riesco, son los que garantizan un mayor y mejor reparto de la riqueza en beneficio de los más débiles.
Lo que no necesitamos son gentes como el alcalde ponferradino o sus socios y corifeos que presiden asociaciones de “amigos de sus negocietes”, nos sobran los políticos que nos han metido en esta crisis por su ambición y codicia desmedida, que han convertido las administraciones en abrevaderos para familiares, amigos y clientes políticos, que montan empresas municipales para hacer negocios fraudulentos y potenciar la burbuja inmobiliaria. Esta tierra necesita gentes dispuestas a arrimar el hombro de verdad, a pensar que la economía debe estar al servicio de la sociedad y no al servicio solo de intereses particulares. Necesitamos dirigentes que se dediquen a hacer posible el diálogo y el acuerdo como elemento fundamental para el avance y el progreso, que piensen de verdad en rebajar la cifra de los dieciséis mil parados y no en aumentarlos. Lo que sobran son políticos que engañan a los ciudadanos con proyectos irresponsables e irrealizables.
Pero la responsabilidad de lo que ocurre no la tiene exclusivamente López Riesco, es también de esos diecisiete mil ponferradinos que le votaron sabiendo que arrastraba como currículum más de una decena de condenas judiciales por su forma de entender la acción y la representación política. Cada día que sigue representando a esta ciudad, la calidad democrática de Ponferrada es lo más parecido a un vertedero. Cada día que sigue de alcalde, es la constatación de que el sistema político de este país está podrido.
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