Ya en el siglo XX, los pioneros del balompié intentaron hacer un campo de fútbol en el patio del Castillo, se derribó el arco izquierdo del Moclín, se hicieron reconstrucciones salvajes y rampas atroces... A pesar de todo, este «dinosaurio» arquitectónico conserva su estampa majestuosa que simboliza la memoria de Ponferrada.